LA GOTA DE SANGRE

Cuando a Ignacio Silva, señorito madrileñi culto y hasta hastiado, lo consideran sospechoso de asesinato, se le abre el cielo: no solo se decide a resolver el caso, sino que toma las riendas de la investigación y torea a la policía, a la prensa y al juez.

Lo hace porque puede.

Pero, sobre todo, porque se aburre.

En 1911, Emilia Pardo Bazán, cansada de la superficialidad de las obras de Conan Doyle, publicó La gota de sangre, la primera novela policíaca en español escrita por una mujer, y dio el pistoletazo de salida al género negro en España.